Punta del Este arranca una temporada de vida social diferente

25 de diciembre de 2020

Algunos famosos adelantaron de apuro la llegada, pero se extrañarán a muchos habitués. Cómo serán los protocolos, qué pasará con la clásica movida esteña y las novedades que se preparan para el verano 2021.

Ni las grandes celebraciones de blanco ni los mega shows de los DJs del momento, ni fuegos artificiales coronando la noche de José Ignacio. En un año normal, esta sería la temporada alta de fiestas top en Punta del Este, pero nada se parece a nada en este 2020, y las restricciones de la pandemia alcanzan también a los ricos y famosos. Por las medidas que impuso Uruguay, algunos no pasarán las vacaciones en sus casas de verano o retrasarán su arribo. Los que lograron llegar a tiempo, ya se acomodan a una temporada atípica para los cánones esteños: menos vida social, reuniones puertas adentro y sin fotos ni testigos, un renacer del “anti show-off”. “Todo será mucho más exclusivo”, adelanta un veraneante de años.

La semana pasada, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, anunció que desde hasta el 10 de enero se limitará el derecho de reunión, se prohibirán las aglomeraciones y se suspenderá el ingreso al país de uruguayos y extranjeros. También adelantó que en las fiestas de fin de año no podrá haber más de 10 personas, como hicieron los primeros mandatarios de varios países Europeos. Fue el paso de la política de “libertad responsable” con la que enfrentó el virus hasta ahora –y por la que muchos argentinos, como Susana Giménez (que viajó a Miami, pero tenía planeado regresar en estos días) y Nicolás Repetto con Florencia Raggi, se decidieron a instalarse allí durante este invierno–, hacia una “convivencia solidaria con algunas restricciones”.

“Al menos nos quedarán el topless de Susana y la sunga de Nico”, dijo una argentina nostálgica de viejas épocas. No habrá sin embargo quién haga esas fotos que durante años fueron la imagen del comienzo del verano: la pandemia y la crisis argentina también ralearon a los paparazzi. Se sabe: la diva hizo los trámites de residencia y se instaló en mayo en La Mary, su casa de Rincón del Indio, junto a su hermano Patricio. Cuando viajó a Miami junto a su hija Mercedes aún no estaban vigentes las nuevas restricciones y, dicen, esperaban poder volver para pasar fin de año en Punta. Los Repetto están en Uruguay desde el comienzo de la pandemia: el cierre de fronteras los agarró ya instaladísimos en su chacra marítima donde terminaron quedándose todo el año.

Algunos precavidos lograron llegar antes del 21 de diciembre, entre ellos está Jorge Lanata, que se quedará hasta febrero con su nueva novia, la abogada Elba Marcovecchio. Otra que se instaló a tiempo con su familia fue Valeria Mazza, que hizo el trámite de residencia junto a Alejandro Gravier.

En estos días se esperaba también la llegada de Micaela y Candelaria Tinelli, pero pese a que, como en el caso de otros famosos, hubo llamadas de último momento, la orden de las autoridades uruguayas fue clara: hasta el 10 de enero no pasa nadie. Tampoco el resto del clan será de la partida: el paisaje esteño viviría uno de sus primeros veranos en años sin Marcelo Tinelli paseando en cuatriciclo por las playas de La Boyita. Tampoco su vecino Alan Faena pasará el comienzo de la temporada en Tierra Santa, su icónica chacra marítima. Proveniente de París, donde está viviendo junto a su hijo Noah, pasó por Buenos Aires y tenía reservado un avión para volar este fin de semana, antes del cierre de la frontera. Finalmente desistió y se evitó el disgusto de ver en persona el incendio que destruyó por completo la casa de huéspedes de la propiedad, donde afortunadamente no hubo que lamentar heridos. El 2021 lo encontrará de blanco y en Miami.

El que cambiará una tradición es el productor Nacho Viale, acostumbrado a festejar su cumpleaños, el 2 de enero, en el Este. Los Viale-Tinayre viajarán sólo después del 10, cuando puedan estar todos juntos en Casa Blanca.

A pesar de las restricciones, los de toda la vida encuentran la manera de volver a su lugar en el mundo. Es el caso de Giuseppe Cipriani, dueño del ex Hotel San Rafael que el año pasado invirtió 450 millones de dólares para desarrollar su nuevo emprendimiento, “Cipriani Ocean Resort & Club Residences”, diseñado por el prestigioso arquitecto uruguayo Rafael Viñoly. El arquitecto fue uno de los que logró entrar el último fin de semana, antes del cierre de las fronteras. Otro que llegó de apuro en un vuelo privado junto a su esposa Elina fue Eduardo Costantini. En el aeropuerto de Laguna del Sauce también se vio el domingo al empresario Pablo Cosentino: fue uno de los 60 vuelos privados y taxis aéreos que operaron desde el viernes para adelantarse al cierre del 21 de diciembre. Los demás deberán viajar después del 10 de enero, cuando vuelva a habilitarse el ingreso.

Este será un verano atípico. Así y todo el Este tiene novedades para la temporada 2021. La primera, el restaurante de Juan Peralta Ramos en Manantiales, que se animó a invertir y a proyectar sus sueños. Otra: en José Ignacio, como si viera en en ese contexto crítico una oportunidad de volver a conectar con el placer de los balnearios de otro tiempo, Francis Mallmann abrió una playa inspirada en Francia de los años 30. Además, habrá un nuevo showroom en Punta Piedra donde se suman marcas locales y argentinas, que se destaca por su construcción y su pileta completamente negras, serán todas las apuestas de la temporada.

“Este año no tenemos activaciones de marcas, salvo de tarjetas de crédito y bancos que saben que sus clientes van a venir. Porque los ricos y poderosos están, ya estuvieron acá pasando el invierno”, dice Wally Diamante, el P.R. que más convoca y conoce esas playas, que, instalado allá con su familia desde hace dos meses, todavía se sorprende de la poca gente que se ve incluso en la Punta. En la ciudad, sin embargo, “sí hay un boom de proyectos inmobiliarios de La Mansa a José Ignacio, con ofertas a diferentes precios pensadas para esos que ahora se plantean venir a vivir acá con 350.000 dólares”.

Los habitués y conocedores admiten que, aunque se den de baja las celebraciones tradicionales, habrá fiestas discretas y casi “clandestinas”: no serán fotografiadas ni compartidas, y todo será cuidando los protocolos.

Será entonces una temporada distinta, más exclusiva que nunca y donde se pondrá a prueba quiénes son los que realmente “pertenecen” al paraíso uruguayo.

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