La aventura de vivir en una cueva a orillas del mar, en Punta Ballena

22 de agosto de 2022

Richard Milberg (79) vendió arte, antigüedades, alfombras. Fue comisario de a bordo, trabajó con terapias alternativas, arregló barcos. Tiene una lista donde anotó 32 trabajos distintos realizados a lo largo de su vida. Ninguno ni cerca de la carrera de abogacía que terminó para cumplir con los suyos. Vivió en Estados Unidos, Chile, España. Pero un día ancló en Uruguay, a orillas del mar, donde por 14 años anidó en una cueva en la playa. Muy cerca de las olas, enclavada en las rocas pero digna de una revista de decoración. Una cueva con todos los amaneceres y atardeceres de Punta Ballena, y el recorte que solo podían darle las arenas de la Playa de la Rinconada del Portezuelo, célebre en Maldonado. A su lado en esa aventura está Griselda Maymo Planas, Grisel para los amigos, artista plástica, y su mujer desde hace 24 años (aunque se conocen de antes). Nacidos en Argentina, los dos se nacionalizaron uruguayos y no piensan volver, salvo a pasear.

La cueva más cool del Este. Richard se la compró a un pescador por U$S 3500. Como no los tenía, puso apenas 1500 dólares y el resto lo aportó un conocido que se quedó con una casita prefabricada contigua que era parte del predio. La cueva era un agujero negro repleto de redes, cañas, herramientas, residuos. Vaciarla les significó cinco contenedores desbordados de basura. Y mucha imaginación para dotarla de luz y asegurarse de que no entrara la marea y la humedad que se colaba por las grietas.

“Había fallecido el papá de Grisel y su mamá quería desprenderse de la casa familiar que tenían en Uruguay -recuerda Richard-. Ya hacia un tiempo que salíamos. Ella estaba muy triste. Entonces, un viejo pescador, al verla así le propuso venderle la cueva que tenía desde los ´60. “Te vendo mi casa porque yo me voy”, le dijo Emilio Etilio Pereira, más conocido como El Bulla. Resulta que había venido un huracán muy fuerte en el 2005 y su mujer le había hecho un ultimátum: “te venís conmigo o te quedás solo, yo de acá me voy”, sentenció. La conocíamos de vista, era un agujero en la piedra pero nada más. Y bueno, ¡Grisel quería la cueva!

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• Fuente: Diario La Nación 

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